Pi desciende de una casta de grandes gordos que apenas logró vivir hasta los 90 años, mórbidos que padecieron todos los martirios que se inventaron en el siglo pasado para atacar la epidemia: corchetes y globos en el estómago, cánulas de succión, despostes de grasa, píldoras vomitivas, inyecciones, dietas, fajas, radiaciones…