En 1869, Nietzsche fue nombrado profesor de Filología Clásica de la Universidad de Basilea. Como la mayoría de los profesores nuevos, sufría por los magros salarios y las grandes responsabilidades, como dar clase catorce horas a la semana, de lunes a viernes, empezando cada día a las siete de la mañana. También debía asistir a múltiples comités y sustituir a sus superiores cuando no podían dar clase. Hablaba al público en nombre de la universidad. Se arrastraba a cenas. Pero en tres años consiguió completar El nacimiento de la tragedia, una obra maestra menor de la literatura moderna que dedicó a su amigo íntimo y «sublime predecesor» Richard Wagner