La autora resalta la importancia de que los espacios destinados a la promoción de la lectura adopten una perspectiva antirracista, especialmente por parte de los mediadores, que pueden ser profesores, bibliotecarios u otros profesionales. Esto se debe a que tienen el deber y la responsabilidad de crear entornos seguros para niños y adolescentes negros, prietos e indígena. Aunque considero que el texto es extremadamente valioso, podría haberse extendido y profundizado aún más. Tal vez podría haberse convertido en una antología de ensayos escritos por mediadores comprometidos con la lucha contra el racismo.
Por otro lado, habría apreciado que se abordara con mayor detalle el tema de la promoción de la lectura entre adolescentes negros e indígena, ya que esta etapa del desarrollo humano es especialmente desafiante debido a los diversos cambios que ocurren en los ámbitos físicos, cognitivos y sociales, entre otros. Es precisamente durante este período cuando buscamos con mayor ahínco modelos con los que identificarnos. Por consiguiente, considero necesario la inclusión de una lista de títulos de obras literarias con este enfoque porque deberían circular activamente en las aulas de colegios, bibliotecas y eventos de fomento a la lectura.
Por otra parte, es el segundo libro que leo de Velia Vidal, y una vez más confirma que es una voz imprescindible en la literatura colombiana y latinoamericana. La anécdota inicial con la que abre este libro es adorable y conmovedora. Me llegó profundamente, gracias por eso.
Necesarísima la lectura de este texto y su aplicación en lo cotidiano.