La arena errante

Del mar viene la niebla.

Es su fantasma.

Envuelve todo en irrealidad.

Cuando la respiramos se extiende adentro

como un sudario invisible.

Y al disiparse

nos disolvemos con ella.

La vida no es de nadie,
la recibimos en préstamo.
Lo único de verdad nuestro será la ausencia.

¿Qué fue de tanto amor? Un cuaderno
en papel que ya no se usa
y está amarillento
y comido por los ratones.
Escrito a máquina,
algo que ya parece tan anticuado
como las runas ahora.

Nacieron y crecieron las hijas y los hijos.
Más tarde se apartaron. Porque la esencia
de la vida en familia es la final dispersión.

Si hubiera Dios no existirían los humanos.
Viven tan sólo para hostilizarnos
con su odio impotente.
Pero los compadezco: no tienen alas
y por eso se arrastran en el infierno.

Entre todas las rutas a mi alcance
elegí siempre andarme por las ramas

Al abrazarla me hice mar con ella.
Ahora que me dejó, me hundo en el fondo.
Entre tanto naufragio me vuelvo arena.

La pobre prisionera de su deber,
la esclava perpetua
de una fuerza que acata y no comprende.

gran consumo.
Hay minas especiales para no combatientes,
minas con forma de pelota y muñeca.
Nadie podría decir nada más atroz
acerca de nosotros.

Arenas movedizas que no absorben: destruyen.
Es el refinamiento absoluto, el colmo
de la mercadotecnia. el mercado libre