He aquí las preguntas referentes a las cualidades de orden general que exigen una respuesta exhaustiva:
— ¿es simpática o antipática la persona cuya escritura se analiza?;
— ¿es activa o inactiva?;
— ¿es sencilla y espontánea o tal vez es pretenciosa y altiva?;
— ¿es moderada o exagerada?;
— ¿es distinguida o grosera?
Una vez se hayan respondido estas cuestiones, habrá que establecer el tipo de intelecto que posee. Las cualidades más significativas son las siguientes:
— ¿tiene una mente cultivada?;
— ¿es atenta o atolondrada?;
— ¿su mente es clara o confusa?;
— ¿es razonable o testaruda?;
— ¿cuál es la naturaleza de su imaginación?;
— ¿cuál es su grado de inteligencia?
Por lo que respecta a sus cualidades morales, han de tenerse en cuenta las siguientes características:
— ¿es sincera o mentirosa?;
— ¿es espontánea o calculadora?;
— ¿es leal o no?;
— ¿es generosa o egoísta?
Y en cuanto a la voluntad, tendrían que aclararse las siguientes cuestiones:
— ¿es constante o inconstante?;
— ¿es enérgica o no?;
— ¿cuál es su grado de voluntad?
Por último, cabría hacerse dos preguntas importantes:
— ¿esta persona tiene el propósito de mejorar?;
— ¿es sensible al arte?
Como puede verse, la interpretación de las cualidades intelectuales, morales y estéticas es fundamental, ya que son las que definen de la manera más fiable el carácter real de la persona.