RUSH
La inspiración inagotable
1968
Toronto, Ontario, Canadá
Rush, dejémoslo claro de entrada, son toda una institución. En su Canadá natal, por supuesto, pero también en el resto del orbe. Geddy Lee (bajo, voz), Alex Lifeson (guitarra) y Neil Peart (batería) –este último sustituyó al batería original, John Rutsey, tras la grabación de su primer disco–, pueden enorgullecerse de ser una de las bandas más inspiradas y longevas del progresivo, aun no empezando como tales.
Y es que Rush se formó como un trío de hard blues, grabando un primer póker de discos no catalogables dentro del estilo que nos ocupa, al menos no por entero. Así, tras un primer disco en vivo –All the World’s a Stage (1976) – que cerraba su primera etapa (una costumbre que mantendrían a lo largo de los años, editando un directo tras cada cuatro discos de estudio), publicaron su tetralogía más clásica: A Farewell to Kings (1977), Hemispheres (1978), Permanent Waves (1980) y Moving Pictures (1981), ofreciendo un rock progresivo fresco y dinámico, no exento de virtuosismo y cierta chispa comercial, e inmediatamente reconocible gracias a la personalísima voz de Lee, aguda y nasal como pocas.
Pero entrando en los años ochenta el grupo efectúa un giro en su trayectoria y factura una serie de discos muy influenciados por la época, atiborrando su música de sintetizadores, en detrimento de la siempre elegante guitarra de Lifeson, y con una marcada presencia de ritmos funk y aires new wave.
Con el final de la década y un nuevo directo vino asimismo un nuevo cambio, en este caso un retorno a las guitarras, actualizando y adaptando su sonido clásico a los nuevos tiempos. Presto (1989) y Roll The Bones (1991) empezaron a marcar una nueva senda, que continuaría con dos discos más hasta que Neil Peart sufrió una serie de desgracias personales que llevó a la banda a un paréntesis de cinco años, el primero en su larga carrera. Finalmente el batería decidió continuar con ellos y la maquinaria volvió a ponerse en marcha.
En el año 2002 editan Vapor Trails, un comeback que confirma su buen estado de forma, al que seguirán un curioso EP de versiones –Fedback (2004) – y dos discos más de estudio que revelan a una banda perfectamente instalada en esa madurez que muchas veces es sinónimo de conformismo y rutina pero que en su caso es todo lo contrario. El rock de Rush sigue cargado de músculo e inspiración, cabalgando a lomos de la pericia técnica de los tres músicos y su indiscutible talento para la escritura de canciones inolvidables.