Malinalli-Tenepal, Malinche, Malintzin, no sabemos a ciencia cierta ni su nombre, ni su origen, ni su vida. Pero ¿acaso es india doña Marina? Los cronistas insisten en su hermosura, en su inteligencia, en su vivacidad. Imagen perfecta, opuesta a lo feo, a lo bárbaro, a lo inculto. Esta india, tan poco india, anuncia el nuevo estatuto del indio al servicio del patrón.