Aaron se puso en pie.
«Una elección totalmente inesperada», pensó Call, sarcástico.
Aaron era como el Capitán América, con su cabello rubio, su constitución atlética y su actitud de todo él bondad. Call tuvo ganas de tirarle el libro de su padre a la cabeza, a pesar de que fuera un chico agradable. El Capitán América también era amable, pero eso no quería decir que uno quisiera competir con él.