En este segundo tomo analizamos el modo cómo los campesinos rompen las relaciones de subordinación, que aparecían como relaciones de lealtad con sus patrones. Una larga historia de humillaciones y ofensas explota. Por cierto, era el Estado quien imprimía el ritmo de reforma, pero esta se produjo en medio de un inimaginable proceso de movilizaciones. Fueron, sin duda, los cinco años de mayor gravitación y profundidad en la historia moderna del país. El golpe de Estado del 1973 es incomprensible sin la Reforma Agraria y la revuelta campesina que la acompañó y que la hizo posible. Nada fue igual en el campo. El sistema de haciendas se hizo pedazos, la propiedad se pulverizó, los inquilinos dejaron de serlo, miles de miles de campesinos salieron de los fundos y haciendas donde habían vivido por generaciones y generaciones.