perdón que no se ha ganado es un perdón barato. Es algo que garantizas no porque tu pareja lo merezca, sino porque te sientes presionado a ello, ya sea por los demás o debido a suposiciones morales o románticas acerca de lo que significa el perdón. Ofrecerlo rápida o prematuramente entierra vivo el dolor y te roba a ti y a tu pareja la oportunidad de enfrentarse a las lecciones de la infidelidad y reparar de forma adecuada las heridas del otro.