Ya no deseaba tanto escribir como un hombre, porque había tenido a mis niños, y me parecía que sabía muchas cosas sobre la salsa de tomate, y aunque no las pusiera en el cuento, era útil para mi oficio que yo las supiera; de un modo misterioso y remoto hasta esto servía para mi oficio.
Las filosofías de cocina, diría Sor Juana.