hacen que ciudades como París se vuelvan lugares cada vez más homogéneos sociológicamente, de clase más bien alta, joven y relacionada con las nuevas tecnologías. Sin embargo, una verdadera ciudad es una ciudad variopinta, que contiene un abanico de edades, orígenes étnicos, lenguas... Igual que hay una biodiversidad en la naturaleza, hay una diversidad socio-cultural en las ciudades que hay, sin duda, que cultivar.