estrategia humilde de Pablo en cinco puntos: no desmayamos; no alteramos el mensaje; no manipulamos los resultados porque comprendemos que una profunda realidad espiritual obra en los que no creen; no esperamos popularidad, y por consiguiente, no nos desilusionamos. Tampoco nos preocuparemos por el éxito visible y terrenal sino que dedicaremos nuestros esfuerzos a lo que es invisible y eterno.