El don

la señal de esta identidad son la generosidad, el agradecimiento o el acto de gratitud

El fruto del espíritu creativo es la propia obra de arte, y si hubiese un ritual de as primicias para los artistas, tendría que ser el «desperdicio» voluntario del arte (en el que uno se alegra de esforzarse todo el día sin esperanza de producir nada, nada que mostrar a nadie, tan sólo unos peces que se devuelven al mar en cuanto los pescas), o bien, cuando sí hay un producto, tendría que ser esto que ya hemos visto, la dedicatoria de la obra de vuelta hacia sus orígenes.

tratar como dones los productos de la imaginación asegura la fertilidad de ésta

Pintar un cuadro no vacía el recipiente contenedor del que salen los cuadros. Al contrario, el talento que se pierde o se atrofia es el que no se usa, y ofrecer una de nuestras creaciones es la manera más segura de invocar a la siguiente.

Mientras el don no se vea retenido, el espíritu creativo continuará sin conocer la economía de la escasez.

En los imperios de la usura, el sentimentalismo del hombre de corazón blando nos interpela porque nos habla de lo que se ha perdido.

Un científico puede llevar a cabo su investigación en soledad, pero no lo puede hace en aislamiento.

imaginario. Cuando el canto de uno mismo, del propio yo, sale de un tirón, las páginas se suceden una detrás de otra, una habitación en un ático y un orinal no son una ofensa para el alma. Y un joven poeta es capaz de aguantar la misma sopa de cebada con pan para cenar noche tras noche cuando se encuentra en pleno recorrido panorámico por Italia y siente un profundo amor por la belleza. Los artistas cuyos dones son potentes, accesibles y llegan para introducirse en su obra, pueden tener –como dice Marshall Sahlins de los cazadores y recolectores– «unas economías prósperas a pesar de su absoluta pobreza».

Planteábamos un dilema al comienzo del libro: si el arte es esencialmente un don, ¿cómo va a sobrevivir el artista en una sociedad dominada por el mercado? L

i una obra de arte es la emanación de los dones de su creador y si s