Al empezar te dije que tú no me conocías, pero espero que ahora sí lo hagas. Espero que sepas un poco mejor lo que se me pasa por la cabeza, que entiendas cada una de mis acciones, cada uno de mis secretos, cada una de mis mentiras. Espero que entiendas también que verte marchar fue hacer frente a dos sentimientos muy contradictorios: la seguridad de que todo volvía a su lugar, de que tú volverías a donde querías estar, y la tristeza de saber que nunca regresarías a Albión. La certeza de que a partir de entonces estaríamos a mundos de distancia.