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Franz Kafka

El proceso

  • Joahan Garhas quoted12 days ago
    Siempre se mostraba inclinado a tomarse todo con la mayor ligereza posible, a creer en lo peor cuando lo peor llegaba, a no tomar ninguna precaución para el futuro, incluso cuando todo amenazaba.
  • jonathandaigurushas quoted18 days ago
    Sin embargo, le parecía que aquí había algo que no iba bien; desde luego que todo esto podía tomarse como una broma, como una burda broma que le habían gastado los colegas del banco por motivos desconocidos —quizá porque hoy era su trigésimo cumpleaños—, naturalmente que era posible, quizá solo tuviera que sonreír de alguna manera a los guardianes a la cara y entonces ellos se reirían con él, quizás estos eran los mozos de servicio de la esquina de la calle, su aspecto no era distinto al de ellos; pese a todo, esta vez había decidido formalmente, ya desde la primera vez que vio al guardián Franz, no dejarse quitar de la mano ni la más mínima ventaja que quizá todavía pudiera tener sobre esa gente.
  • Joahan Garhas quoted12 days ago
    «Quiero decir», dijo ahora K. sin mediar pausa, «que por supuesto estoy muy sorprendido, pero uno está endurecido contra las sorpresas cuando lleva ya treinta años en el mundo y ha tenido que salir adelante por sí mismo, como modestamente ha sido mi caso; así que no me las tomo con demasiada gravedad. Especialmente no las de hoy».
  • jonathandaigurushas quoted18 days ago
    K. vivía en un Estado de derecho, en todas partes reinaba la paz, todas las leyes seguían vigentes, ¿quién se atrevía a asaltarlo en su casa?
  • jonathandaigurushas quoted18 days ago
    K. apenas prestó atención a estas palabras, el derecho a disponer de sus cosas, que quizá tuviera todavía, era algo que no valoraba demasiado, le importaba mucho más hacerse una idea clara de su situación; pero en presencia de esta gente ni siquiera podía pensar; una y otra vez, la barriga del segundo guardián —solo podían ser guardianes— chocaba contra él literalmente con cordialidad, pero si alzaba la vista para mirarlo, entonces veía un rostro seco y huesudo, con una nariz robusta y torcida hacia un lado, que no pegaba nada con ese cuerpo grueso, y que, por encima de él, se entendía con el otro guardián.
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