Siempre he tenido capacidad de síntesis. Cuando estaba en el colegio elogiaban mis cuentos y colocaban muy buenas calificaciones en la asignatura de Castellano, y siempre eran breves. Durante el año 1979, interesada en la ciencia ficción, escribí el cuento breve “La prohibición” y lo envié a un concurso latinoamericano, organizado por la Fundación Givré, en Buenos Aires, Argentina. Grande fue mi sorpresa al quedar seleccionada y premiada. Viajé a Buenos Aires para recibir el galardón, en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, junto a todos los autores latinoamericanos ganadores y fue la hermosa oportunidad de visitar a mi querido maestro don Ernesto Sabato, con el cual ya manteníamos correspondencia. Pasaron los años, y coexistiendo entre poemas y cuentos, decidí saber, a ciencia cierta si mis cuentos podrían tener valor, por lo cual me inscribí en el taller del escritor chileno Poli Délano. Definitivamente este gran escritor, me decidió a proseguir en este camino donde la brevedad adquiere una lógica mágica, casi surrealista e irreal. Es un placer presentarles esta antología, un trozo de vida, sintetizado en letras, en palabras pequeñitas, que comenzó a escribir -recuerdo ya en la distancia-, esa niña con trenzas, que anhelaba ser escritora, que quería comunicar sus sueños, sus delirios solitarios de hija única.