Para Michel Haar[2] el pensamiento del retorno al borrar las diferencias en que se fundan el lenguaje y la historia nos brinda una suprema aporía que permite una visión distinta, mas sugestiva que la brindada por Colli sobre el tránsito de Nietzsche a la locura, pues si la afirmación del eterno retorno a lo idéntico destruye todas las identidades parciales, en particular la del yo opuesto a la identidad del mundo, y Nietzsche en su locura afirma «en el fondo yo soy todos los hombres de la historia», tendríamos que todas las identidades, incluida la del yo y la del nombre propio, se reducen a una máscara intercambiable vinculada al juego universal, al infinito deslizamiento de las máscaras. Aquí habría una abolición de la antítesis, que lo reduce al silencio, dado que el lenguaje sirve para que el yo se procure un centro ficticio, una identidad arbitraria. Así, Nietzsche al ver coincidir su yo con la totalidad de la historia, se priva de la palabra y de la escritura. Dionisio es su última identidad, y como él su yo se desperdiga.
JUAN CARLOS PRIETO CANÉ