Esto no es un listado de curiosidades musicales. Sí, al paso se va a enterar que los Ramones tomaron su nombre del seudónimo que Paul McCartney empleaba para registrarse en los hoteles con la esperanza de guardar el anonimato; o que el bajista de los Rolling Stones se transformó en el yerno de su propio hijo. Pero las casi 500 curiosidades se relatan insertas en su contexto. Tampoco es este un libro estándar de historia de la música, de aquellos que describen los hechos esenciales con desdeñosa indiferencia por la pimienta que acompaña la vida de sus protagonistas. La meta fue doble: construir una síntesis capaz de oficiar de genuino texto básico de historia de la música, pero a la vez ofrecer una colección de anécdotas integradas orgánicamente a la trama. En pos del primer objetivo, se describen los hechos esenciales, haya o no episodios inauditos de por medio. Las peripecias de los laudistas bíblicos, las fantasías wagnerianas o el advenimiento del MP3 explican su inclusión no por las eventuales excentricidades de sus cultores (que, por cierto, las hay), sino por su importancia en la trayectoria de la música. Para cumplir con el segundo, se ha integrado a la narración una selección de lo mejor del catastro de hechos insólitos recopilados durante doce años en www.datosfreak.org, pero, a diferencia de la web, incrustados en un panorama global.