Un viejo revólver, una primera edición de Fervor de Buenos Aires de Borges, y los cuadernos esquivos de un poeta sin gloria, son los componentes que dan marco a una intriga, que se desplaza por los bordes del género policial hasta encontrar un punto reflexivo de sentido filosófico. Tristán Santos, quien se reconoce como poeta menor de la antología, deviene poeta maldito por el efecto de un crimen, cuyo móvil es un libro. El texto evoca la poética borgeana a través de la construcción de un paralelismo asimétrico, despojado de toda reverencia sacralizante, para reinscribirla en el orden de lo tenebroso e impredecible.La ciudad sin sombras brota de las calles de Santiago del Estero, en la pesquisa que Santos lleva adelante sobre sí mismo, hasta preguntarse "¿Pueden estas calles huérfanas perdonar una historia infame? ¿Qué saben, al fin y al cabo, del perdón y del crimen?".