Ahora entiendo por qué el tango dice y repite: “Qué importa que se rían/ y nos llamen los mareados”. Parece ser que dos nadadores que se ahogan en un vaso, intentando mantenerse a flote en medio de un mar bravío, suenan cómicos. Tragicómicos mejor, porque si les resulta imposible arar el mar, tampoco podrán armar una trama que les permita amar.