a ser normal, a ver al mundo y no juzgarlo, a tomar conciencia de que nuestros males son productos de nuestro estado de incoherencia emocional, donde el ego campa a sus anchas. Y también que Dios, la Divinidad, la Conciencia Universal no tiene nada que ver con ello; más bien, Ella se esfuerza por manifestar como realidad nuestras creencias, nuestras limitaciones y nuestros juicios.