La señora y Paulita se reconocen como dos de los relatos más logrados del autor, pues en ellos se observan las mejores características de su obra: aparece claramente el paisaje del valle central, entre campo y montañas, a la vez que se adentra en los personajes de un modo realista, pero con una observación psicológica que refleja ciertas sutilezas a partir de hechos sencillos y cotidianos. Están presentes los peones, trabajadores de la tierra, viejos y viejas con sus penas e ilusiones, así como también la figura de los patrones, entre otros.
En este libro también se reúnen tres cuentos más, Crepúsculo, La Maiga y Los Pescadores. En todos se puede apreciar la emoción y la belleza, no solo de los paisajes y personajes sino también del lenguaje, cargado de poesía en una excelente prosa.
“El día anterior había llovido, y todo lo que la vista abarcaba estaba cubierto de grandes charcas que brillaban rojas y sombrías, como transparentes manchas de sangre recién vertida, al reflejar el cielo poblado de espesos arreboles”. (Crepúsculo)