Cuando, aquel año, el humorista norteamericano Robert Kagan comparó a su país con el belicoso Marte y a la Unión Europea con la afectuosa Venus, repetía el consejo que un rey húngaro había dado a los Habsburgo más de cinco siglos antes: «Dejad que otros hagan la guerra. Tú, feliz Austria, cásate. Lo que Marte da a otros, Venus te lo concede a ti». A diferencia de los Habsburgo, la UE no puede, en nuestros días, extender sus territorios mediante el matrimonio, pero sin duda es un cuerpo político que atrae a muchos pretendientes.