Este intento de Beauvoir se ve casi inmediatamente reflejado en cuatro de sus obras: Pyrrhus et Cinéas, el libro aborda la libertad, la acción del individuo dirigida hacia ciertos fines, así como su comunicación con él mismo y los demás; La sangre de los demás, a través de una difícil relación amorosa durante la guerra, la novela trata el tema de la culpa y de la responsabilidad, es decir, en qué medida tenemos derecho de exponer la vida del otro, aunque fuese por los mejores motivos; Todos los hombres son mortales, la obra sugiere que la muerte es una condición necesaria que da todo el valor a la existencia humana; y por último, Para una moral de la ambigüedad, el ensayo defiende un existencialismo (el de Sartre y ella) al que se reprocha reducir al hombre a la desesperanza en un mundo sin Dios ni valores (FC: 53-54 y 83-87; Bair, 409-419).