«Fare la luna è un lavoro attento e cooperativo in grado di ospitare le lingue che lo tracciano: installarsi nel deserto, nella parte inferiore ell'univocità per fare del vuoto, di qualsiasi assenza, un altro paesaggio vivibile, trasformativo, giocoso».
Hacer la luna constituye un trabajo cuidadoso y cooperativo capaz de hospedar las lenguas que lo trazan: instalarse en el desierto, en el envés de la univocidad para hacer del vacío, de cualquier ausencia, otro paisaje habitable, transformador, lúdico" (Del prólogo de Daniela D. Pacilio).