En fin, creo que me he convertido en uno de esos intelectuales arquetípicos de clase media, que pierden el contacto con la realidad, como un personaje de Forster, y este escribió sus novelas hace ochenta años... Ser irónico está muy bien, pero en el fondo no dejo de pensar en que nadie me quiere, el verano está dando las últimas boqueadas y nadie mueve un dedo por mí, no le importo a nadie..