Hay que escribir, desde el principio, para llenar las horas en la naturaleza que no se calla nunca. Es lo que sabe hacer el cuerpo. Esta es la costumbre de mis manos y mi pensamiento, la costumbre que viene de la vida anterior, cuando escribía sobre cine y a veces sobre literatura en un diario de la ciudad. Repercusiones que tenían en mi vida determinados libros o películas, actuaciones que me deslumbraban, escritoras que me enloquecían, contaba la vida de actrices inolvidables como Carmen Maura o Annie Girardot, y contaba la vida de las escritoras también.