Y me encuentro en su cuerpo con los enigmas: una Gabriela inmortal, bonita, joven, que empieza a amarse mientras él la ama. Y ya siento que lo conquisto fácilmente, que avanza y me conmueve ver cómo crece su placer, cómo empieza a arder por mi culpa y nuestros ojos se desesperan y se hablan en sus mil idiomas y se cruzan en la inmensidad de nuestra historia en común.