La radio y la televisión e internet, por sus amplísimos alcances e influencias, son los medios que más daño causan al idioma cuando difunden barrabasadas que otros repiten. Pero también las publicaciones impresas (diarios, revistas, libros) dejan, cada vez más, mucho que desear. Todos sabemos que los muertos no cumplen años, pero leemos en los periódicos informaciones como la siguiente: “Frank Sinatra cumple hoy, 12 de diciembre, 100 años de nacido” o, peor aún: “Frank Sinatra cumple 100 años”. No, no los cumple ni los cumplió: dejó de cumplirlos cuando se murió. Con entera razón, el editor Mario Muchnik lamenta “el empobrecimiento lento e imparable de la lengua castellana, cuya culpa recae por entero en los medios de comunicación de masas, la tele y la prensa” y advierte que “los políticos suelen acuñar barrabasadas que, en caracteres de molde o flotando en las ondas hertzianas, penetran en las tiernas mentecitas del público hasta ganar una aceptación inmerecida”. Mucho antes, en 1962, Jorge Luis Borges dijo, para el caso de Argentina: “Si La Nación y La Prensa prohibieran a sus cronistas decir ‘el titular de la cartera’ por ‘el ministro’, ‘el primer mandatario’ por ‘el presidente’... en seis meses mejoraría el idioma”