Me ataca una sensación de inestabilidad cuando estoy llegando tarde, una voz dentro de mí me dice que es mejor abandonar el intento antes que fracasar; las opciones de transporte aparecen poco claras, todo se acelera: el tiempo, las ideas, el ritmo cardíaco, me va a odiar si le cancelo, pero si le digo que no salí me va a odiar más, no le puedo decir, pero le tengo que decir, si me tomo un taxi igual ya no llego, bueno, tranquila, vísteme despacio que estoy apurado, tomate un taxi, no pero no llego, okey cancelá, pero qué excusa le pongo, y así.