hora bien, al llegar a los 7 u 8 años, inicia un tercer período en el cual estos problemas y tantos otros son resueltos con facilidad mediante las interiorizaciones, coordinaciones y descentraciones crecientes que resultan en esta forma general de equilibrio que constituye la reversibilidad operatoria (inversiones y reciprocidades). Dicho de otra forma, asistimos a la formación de las operaciones: reuniones y disociaciones de clases, fuentes de la clasificación; encadenamiento de relaciones A < B < C… (fuente de la seriación); correspondencias, fuentes de los cuadros de doble entrada, etc.; síntesis de las inclusiones de clases y del orden serial, lo cual genera los números; particiones espaciales y desplazamientos ordenados, de lo cual resulta su síntesis que es la medición, etc.
Pero el nacimiento de estas múltiples operaciones por ahora solo cubre un campo doblemente limitado. Por un lado, solo se aplican a objetos, y no a hipótesis enunciadas en el plano verbal como proposiciones (de allí la inutilidad de los discursos en las primeras clases primarias y la necesidad de una enseñanza concreta). Por el otro, aún proceden de manera gradual, a diferencia de las futuras operaciones combinatorias y proporcionales, cuya movilidad será notoriamente superior. Estas dos limitaciones son interesantes, en cierta medida, y revelan que no hay una distancia entre esas operaciones iniciales, que se denominan “concretas”, y la acción de la cual derivan, ya que por cierto las reuniones, seriaciones, correspondencias, etc., plasmadas en forma de acciones materiales, presentan estos dos tipos de características.