El 4 de junio de 1943 las Fuerzas Armadas derrocaron al presidente Ramón S. Castillo, el último gobierno de la llamada «década infame», por el uso regular y abusivo del fraude electoral. Esta interrupción del orden constitucional puede considerarse un golpe de Estado o una revolución; en cualquiera de los dos casos los efectos reales son los mismos: supresión de los partidos políticos, promoción del desarrollo industrial, mayor regulación de las relaciones de trabajo, fuerte influencia de los sectores más reaccionarios de la Iglesia Católica, obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, purgas masivas en las universidades, con la cesantía de profesores y la expulsión de cientos de estudiantes, marcado retroceso de la libertad cultural.
Y quizás por encima de todo esto, el surgimiento de una figura que cambiaría la Argentina del siglo XX: Juan Domingo Perón. Fue parte de la insurrección militar y entre 1943 y 1945 se desempeñó como Secretario de Trabajo y Previsión Social, Ministro de Guerra y Vicepresidente. Luego fue destituido y encarcelado, hasta que la movilización del 17 de octubre le devolvió la libertad. El régimen llamó a elecciones en 1946, se presentó como candidato y triunfó. Aunque por entonces quizás no se pudiera entender, acababa de nacer el peronismo.
Este libro fundamental, compilado por Miranda Lida e Ignacio A. López, analiza el decisivo y duradero impacto que este proceso tuvo en la política, la sociedad, las instituciones y la economía. Si uno observa el país de mayo de 1943 y lo compara con el de 1946 o 1948, las diferencias son abrumadoras. Mayor peso de los sindicatos, una legislación laboral más justa y progresista, la UCR, el partido hasta entonces mayoritario, en crisis, creciente preponderancia del Estado en la vida pública, una ciudadanía polarizada. Otra Argentina se afirmaba; algunos de sus trazos llegan hasta hoy.