Al final de la primera visita pedimos a la persona que escriba una especie de relato con todos los recuerdos del trauma pasado —imágenes, sensaciones, recuerdos, pensamientos— lo más detalladamente posible. Todos los días deberá volver a repasar por escrito esos terribles momentos, hasta que crea que ha contado todo lo que había que decir. Es importante que la narración sea diaria, redundante y lo más detallada posible. Una vez escrito, deberá firmar y meterlo todo en un sobre. En la siguiente sesión entregará todos sus escritos al terapeuta.
La lógica de esta maniobra está espléndidamente expresada en el aforismo de Robert Frost: «El mejor camino para salir es siempre a través», una manera muy evocadora de hacer sentir a la persona hasta qué punto es indispensable aceptar sumergirse en el propio dolor para poder finalmente salir de él.