Florencia Angilletta sostiene que el feminismo no existe, porque el singular es más una construcción de cierto feminismo que de los feminismos. El plural no es un simple cliché lingüístico, sino la posibilidad de mostrar zonas de conflictos y promesas.
¿Los feminismos se pueden institucionalizar? ¿Qué pasa cuando la política se convierte en moral y cancela conversaciones en lugar de abrirlas? ¿Puede ser el código penal la nueva educación sentimental de una generación? ¿Cómo se relacionan los feminismos con el capitalismo? ¿Y con el peronismo? Cinco discusiones vivas… y miles de interrogantes.