Y esta operación de dirigir hacia la salvación en una relación de obediencia a alguien debe efectuarse en una triple relación con la verdad: verdad entendida como dogma; verdad, también, en la medida en que esa dirección implica cierto modo de conocimiento particular e individualizante de los individuos, y, por último, en la medida en que la dirección se despliega como una técnica reflexiva que entraña reglas generales, conocimientos particulares, preceptos, métodos de examen, de confesión, de entrevista, etc