—Ahora, sostenla otra vez y cuéntame tu mayor deseo.
Esta vez no le sudaron las manos, aunque la balanza seguía dándole la sensación de estar demasiado viva para su gusto.
—Mi mayor deseo es encontrar a mi hermana, Donatella.
La balanza se sacudió. Las cadenas tintinearon un poco, pero el platillo del corazón permaneció firme en el fondo.
—Le pasa algo a la balanza —observó Scarlett.
—Prueba otra vez —insistió la dependienta.
—Mi mayor deseo es encontrar a mi hermana pequeña, Donatella Dragna.
Scarlett apretó el mástil de la balanza, pero nada cambió. Tanto el platillo vacío como el corazón seguían sin moverse.
Presionó con más fuerza, pero esta vez la balanza ni se inmutó.
—Lo único que deseo es encontrar a mi hermana.
La dependienta hizo una mueca.
—Lo siento, pero la balanza nunca miente. Necesitaré otra respuesta, o si no, puedes pagar con dos días de tu vida.
Scarlett se volvió hacia Aiko.
—Tú me has estado observando; sabes que lo único que deseo es encontrar a mi hermana.
—Creo que eso es algo que deseas, sí —dijo Aiko—, pero una puede desear muchas cosas en la vida. Tampoco es que tenga nada de malo que haya otras cosas que desees un poquito más.
Interesante, pero creo saber cual es su mayor deseo, tener amor, cariño y protección en su prometido o en la persona con la que termine enamorada.