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Al principio, supuso que se trataba de una mochila que alguien había dejado caer, o quizás un balde que alguno de los encargados de mantenimiento había olvidado. Pero no, era más grande y, oh, Dios, era una persona. Allí, con un brazo sobre sus piernas y el otro apoyado sobre su cabeza, estaba el compañero de cuarto de Jordan, Yi. Por un segundo, las extremidades de Dan se negaron a cooperar. No podía moverse.