Las ciudades de la Edad Media, es uno de los libros más famosos del historiador belga Henri Pirenne. En él defiende razonadamente, especialmente en los primeros capítulos, su tesis de que la Edad Media no se inicia con la caída del Imperio Romano, pues los bárbaros no lo destruyeron, sino que se romanizaron y lo utilizaron económica y culturalmente para su beneficio, por esta razón conservaron el Mediterráneo como mar común en el que continuar con el comercio y el intercambio de la misma manera que lo había hecho la antigua Roma imperial. Esta situación se quebraría con la invasión musulmana del siglo VII que destruiría el concepto del Mediterráneo como mar abierto para el comercio y daría lugar para Pirenne al comienzo de la Edad Media al convertir a la Europa marítima en una cerrada Europa continental que vio notablemente reducida sus riquezas y favoreció la aparición de feudos en el continente. La parte final del libro se centra especialmente en el análisis del proceso formador de las ciudades y en la gran influencia que éstas tuvieron en la parte final de la Edad Media.