Esta mañana hay nieve por todos lados. Reparamos en ello.
Me dices que no has dormido bien. Te digo
que yo tampoco. Pasaste una noche horrible. «También yo.»
Somos extremadamente cuidadosos, y tiernos,
como si percibiéramos el desarreglo mental del otro.
Como si supiéramos lo que siente el otro. No lo sabemos,
claro. Nunca lo sabemos. No importa.
Es esta ternura lo que importa. Es el regalo
que me sostiene y me hace avanzar.
El mismo cada mañana.