Ya había leído a Luiselli en otras ocasiones, a través de Papeles falsos y Los niños perdidos. Pero lo que no había leído de ella era ficción pura y déjenme decirles que me sorprendió el tono absurdo e hilarante de la historia.
Nuestro personaje principal, apodado Carretera, es un cantador de subastas que inventa un nuevo método en su oficio: el método de las alegóricas, que consiste no tanto en subastar objetos sino las historias que los dotan de significado y valor.
Pero la historia de Carretera va más allá: conocemos cómo llegó a ese oficio, desde que era niño hasta hombre mayor. Se podría decir que exploramos toda su vida, o al menos los momentos que lo definen. Y algunas de sus aventuras, o detalles de su vida, son sumamente bizarros.
Me encantó ese tono ridículo que flota a lo largo del libro, detallitos a medio camino entre lo absurdo, intelectual y cómico. Como que varios personajes mundanos de la novela lleven nombres como Guadalupe Nettel, Primo Levi o Juan Villoro.
Una historia muy divertida de leer, donde se nota la creatividad de la autora para crear no una obra maestra, sino un experimento literario que fascina leer. Me encanta cómo juega con la narración, cambiando narradores y platicando cosas cotidianas de una forma ingeniosa como los objetos que subastan. Se nota que el protagonista tiene una voz y visión muy particular, que impregna todo el libro y vemos a través de sus ojos su propia historia. Aunque en ratos puede resultar inverosímil la historia, fácilmente se perdona porque Valeria lo plasma de forma cautivante. Sabes que es ridículo lo que cuenta pero quieres saber más.
De forma curiosa, creo que me gustan mucho los libros de Valeria Luiselli: su forma de narrar, cómo construye frases y diálogos, los escenarios y las ideas que presenta. Gozo muchísimo leyéndola. Pero también admito que sus historias (o más bien sus detalles) se me suelen olvidar con el paso del tiempo. Así que aunque seguramente olvide gran parte de la historia en los próximos años, seguro vuelvo a leerlo, a disfrutar de sus páginas, y seguro esa relectura ya será en físico.
Me encantó la forma en la que descubrimos al personaje y a todos sus «conocidos», fue una agradable lectura.
innecesariamente enredado, impersonal, me tuve que obligar a terminarlo.
el anexo que viene como parte de la traducción del español al inglés es muchísimo más interesante y sencillo que el libro en sí.
me quitó las ganas de leer más de luiselli.