Brothersong. La canción de los hermanos

Pensé que eso significaba ser hijo: creer en alguien con tanta fuerza que no ves sus fallas hasta el día en que son visibles.

Una vez me dijo que las decisiones difíciles debían tomarse con la cabeza fría. Era la única manera de asegurarse de que fueran las correctas.

–No –ladré–. No, no, no. –Mi padre retrocedió lentamente y me llevé a mi hermano.

–Ey, Joe, mira a los pájaros –dije.

–Ey, Joe, mira ese insecto –dije.

–Ey, Joe, ¿tienes hambre? –dije.

–Ey, Joe, ¿quieres oír un chiste? –dije.

–Ey, Joe, por favor, ¿podrías decir mi nombre? –dije.

Pero Joe nunca habló.

No puedes formar rojo sin naranja. ¿Lo entienden?

–Y pienso en él todo el tiempo –le expliqué–. Cuando estoy triste o enojado, pienso en él y me siento mejor. Eso es lo que hacen los lazos, ¿no? Te hacen feliz. Kelly me hace feliz.

Tenía veintisiete, salí de un bar lleno de humanos con las garras y los colmillos a la vista, había un lobo enorme, más grande de lo que había visto en mi vida. Y vino a mí, vino a mí y en el momento antes en que impactaramos, en el instante previo a que su cuerpo chocase contra el mío, olí algo que nunca había experimentado.

Y ardí.

Abrió la mandíbula y sus dientes resplandecieron con la luz del fuego.

No tenía miedo. No me lastimaría más de lo que ya había hecho.

¿Quieres saber por qué estoy aquí? ¿Por qué te perseguí por kilómetros y kilómetros durante meses y meses? Porque no es justo. No es justo que finalmente encuentro algo para mí, algo solo para mí, para que luego me lo arrebaten. Tu padre tenía razón. Estoy cansado, Gavin. De todo. De pagar por los errores de los que estuvieron antes de nosotros. Lo único que quiero es vivir libre y sentir que no estoy muriendo cada vez que respiro.

–Cuando la Alfa murió –seguí–. Shannon Wells. Más sangre se derramó innecesariamente. Estaba confundido. Nunca pedí esta guerra, nunca quise pasar mi vida luchando. Estaba enojado con mi padre por dejar que esto llegara tan lejos, aunque había estado muerto por años. Sentía que seguíamos pagando por sus errores. Un nombre es un nombre, pero si fuera cualquier otro nombre… y recuerdo pensar cuán sencillo sería. Que todo esto se terminara. Michelle Hughes era la Alfa de todos, ella tenía lo que quería. Y luego, tu padre apareció en la pantalla, a miles de kilómetros, pero apareció. Preguntó si no estabas cansado de todo esto, de toda esta muerte, las peleas. Y para mí tenía sentido porque yo estaba cansado. Y en ese momento me odié porque se sintió como una traición.

–Tienes un lugar –dije–. Con nosotros. Con nuestra manada. –Inhalé profundamente–. Conmigo. Y sé qué que no es lo que querías, pero está para ti de todos modos. Podemos marcharnos de este lugar, podemos ir a casa. Y, cuando lleguemos, todos estarán furiosos con nosotros, tan furiosos de que nos hayamos marchado después de todo lo que sucedió. Y dejaremos que nos griten porque eso significa que nos aman. Significa que nunca nos olvidaron.