Este libro del autor trae poemas con canciones, subtes, estampitas, deseos, electrodomésticos, pájaros, supermercados chinos, discos, colectivos, edificios, asfalto, basura, botellas de coca cola y cañitas voladoras. Con un lenguaje simple, crea un mundo nuevo y conocido a la vez, y más allá de esta visión, cada uno de los poemas de Las canciones de los boliches nos recuerda la posibilidad que tenemos, ante el desamparo, de hacer una fiesta y reírnos.