Miss Jardine pasaba después el de la inolvidable miss Jean Brodie, uno de los personajes más divertidos y siniestros de la literatura de su época, transfiguración en clave nacional de Christina Kay, maestra que dejó una honda huella en Muriel Spark durante sus años de aprendizaje en la escuela primaria. Llevando a cabo una suerte de venganza poética cuyas claves, como ocurre siempre con ella, no se acaban de entender, miss Kay se sirve de miss Brodie para cambiar el destino de miss Spark.