María Manuela es la imagen de la huérfana joven, casi adolescente, enamorada perdida y eternamente que, arrastrada por el destino, termina encerrada en un convento.
Michaelle Ascencio, a través de un brillante ardid narrativo, nos descubre en aquellos años de la historia venezolana, las presiones de una sociedad cerrada, la violencia psicológica y espiritual a la que someten a este muy dulce personaje, más fuerte y duro que el acero templado.
El lector no se confunda, esta es una anécdota clásica del siglo XIX narrada con la sensibilidad y perspectiva de hoy. Una narración decididamente romántica, pero sin sensiblerías. Este es un romanticismo real, duro, crudo, trascendente.
“Mundo, demonio y carne” es un delicioso camino lleno de trampas y alusiones históricas que al abrirse nos conduce a nuevas trampas. Aquí la suavidad del relato, la serenidad y el silencio solo sirven para hacer más evidentes las tensiones entre mujeres encerradas en un convento, entre la religión y la sociedad, las presiones políticas y los prejuicios propios de ese siglo.
Una novela histórica que sin duda, hará historia.