Puesto que el cuerpo y la mente están estrechamente conectados, las acciones físicas rígidas pueden propiciar una cierta inflexibilidad de pensamiento. No debemos asumir que una tradición o una filosofía que contiene la repetición de movimientos es de por sí maravillosa. La diferencia reside en el hecho de que las tradiciones espirituales se sirven de la repetición a fin de liberar la mente, mientras que movimientos como el fascismo se sirve de ella para fijar la mente frente al objetivo elegido