Lo que la desgarraba hasta herirle el alma no era tanto el que la otra se entregara a aquella vida licenciosa, sino el rencor por el hecho de que ella misma en aquel entonces perdiera la oportunidad de seguir el mismo ofrecimiento de aquel muchacho noble, y que a la otra le hubiera caído en suerte hasta tal punto todo lo que ella ansiaba en secreto: el poder sobre los hombres y una vida en medio de la abundancia.