La aparición, en eso se equivocaron los presentes, no fue irrepetible. Desde entonces, por cinco veces sin faltar una, en cinco Lunes de Carnaval consecutivos, Luz del Fuego ha repetido lo que es ya un ritual anticipado por todo Río y retransmitido al Brasil entero. Por cinco veces ha intentado imponer su desnudez como el disfraz más opulento ese día, mientras su fama crece de año en año durante los otros 364: abarrota patios de butacas, llena portadas de revistas, asegura taquillas con el cartel de completo y reventas astronómicas y tiradas vendidas a los pocos minutos en los quioscos de todo el país