Ema tiene un nombre fácil pero un pelo muy difícil, como un río enredado. Para escribir su nombre alcanzan tres letras, pero para desenredarle el pelo no hay peine que alcance. De pronto aparece en escena Emota: grandota, despeinada, con las rodillas sucias y las medias caídas. Ella sí tiene la estatura para poner las cosas en orden.