»Soy Tu oveja, y oigo Tu voz, y no seguiré a ninguna otra voz. Confío en Ti, Señor, con todo mi corazón, y no me fío de mi propio entendimiento. Te reconozco en todos mis caminos, y sé que estás dirigiendo mis pasos. Sigo la senda de la paz porque Jesús, el Príncipe de Paz, vive en mí.
»Tu Palabra es lámpara a mis pies y luz a mi camino. Cuando leo y medito en Tu Palabra, Tú me hablas. Te doy gracias, Padre, porque el Espíritu Santo vive en mí y me guía a toda verdad. No me guiará al error, sino solo a la verdad y al bien. Mi espíritu da testimonio del Espíritu Santo, confirmando la voluntad de Dios para mi vida.
»Me posiciono en contra de la confusión o la frustración, y audazmente declaro que descansaré en Tu amor. Me compro-meto a seguirte dondequiera que me guíes, Jesús. Gracias, Señor, por sostenerme en Tu camino perfecto. Amén».
LA FE ESTÁ RELACIONADA CON
UNA PERSONA VIVA,
el Señor Jesucristo.